En la vida hemos tenido diferentes aprendizajes de diferentes rubros y de diferentes maestros, desde que estamos pequeños nos empiezan a enseñar lo que vamos a necesitar a lo largo de nuestra estadía en este plano terrenal.
Cuando somos niños, somos como esponjas, que absorben el aprendizaje con el ejemplo, mayormente de nuestros padres, pero cuando vamos creciendo, también nos vamos dando cuenta que muchas cosas no son como pensábamos o creíamos y vemos la vida de diferente manera.
En cada etapa de nuestra vida, vamos obteniendo aprendizajes y experiencias que probablemente no se repitan nunca en la vida.
Una vez alguien me comentó, que las cosas que vivimos en un día, nunca más se repiten, aunque hagamos siempre lo mismo.
Y la realidad es esa, siempre podemos aprender de todos y todas.
Yo estoy muy agradecido con Dios, con la vida, con todas las personas que están alrededor mío, porque de todos y todas aprendo algo.
Pienso que el aprendizaje no se limita a sólo lo que vemos en las aulas de las escuelas, creo que que también lo podemos encontrar en el amor, la paciencia, las emociones, las alegrías, en fin, en todos lados y con todas las personas.
Sé que nadie es perfecto, pero tratamos de ser mejores seres humanos, para poder transmitir a otras personas, la misma pasión que sentimos al hacer lo que amamos.
Compartir en la vida lo es todo, compartimos emociones, tristezas, alegrías, tips para hacer bien un trabajo.
Me encanta rodearme de personas que estén dispuestas a aprender de todos juntos y que también puedan compartir, con los que estamos cerca.
Dedico estas líneas a mi familia, porque he aprendido a superar muchas cosas y a compartir otras tantas.
A mi equipo de Nirearo, que me siento muy orgulloso de lo que se está logrando, trabajando en equipo.
Y es aquí, donde termino escribiendo…
Recuerda mi querido lector, que siempre podemos estar aprendiendo y compartiendo.
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